Los días se acortan en el hemisferio norte, baja el tiempo dedicado al huerto y estoy algo más disponible para este blog, que resiste mal la competencia con el trabajo manual. Aunque aquí en España todo el mundo habla de la crisis y el ambiente es tan pesimista como en los últimos meses, no está de más recordar que algunas cosas buenas han pasado en algunos más cercanos a lo que aquí hablamos: no ha ganado Romney, se ha avanzado hacia la tasa Tobin en once países e Europa, donde además se va a eliminar el requisito del 10% de biocombustibles (causante en parte de los precios exageradamente altos de la comida), África Occidental ha aprobado la reserva regional de grano y el Comité de Seguridad Alimentaria se reunió en Roma en octubre con algunos resultados interesantes (el informe aquí).
Los precios de la comida continúan altos. Las consecuencias pueden verse en el gráfico del IFPRI. La sequía en los EEUU y la prohibición de exportaciones en Ucrania se han añadido a los problemas crónicos de inventarios bajos y uso del maíz para etanol. Indonesia dice ahora que retomará los controles de precios para proteger a su población.
Las reservas siguen siendo poco populares entre la clase política. Las razones son políticas: no caen dentro de los proyectos de su interés: rápidos, fáciles, populares y baratos. En cambio caen dentro de los complicados, caros, largos y controvertidos (ver aquí un post anterior sobre qué les gusta a los políticos).
El Comité de Seguridad Alimentaria sigue también poco entusiasta sobre las reservas. Su único compromiso, que todavía no ha cumplido, era elaborar un documento de evaluación del funcionamiento de las reservas nacionales que existen actualmente. En Roma se le volvió a recordar que estaba pendiente.
En cambio, la aprobación del proyecto regional de reservas para África Occidental este pasado septiembre anima el panorama. Estas reservas tenían el apoyo del G20, que destinaron 38 millones de euros para su aplicación. En una reunión en Abidjan el 28 de septiembre los ministros de la región aprobaron establecer la reserva.
El proyecto contempla tres niveles de reservas: el primer nivel es el local, formado por centros de acopio, graneros de seguridad alimentaria, y crédito prendario (o almacenes generales de depósito). El segundo son las reservas nacionales, sobre las que recae el grueso del esfuerzo en caso de crisis alimentaria y el tercero es el regional, que sirve de apoyo adicional a los países para enfrentar crisis que superan sus posibilidades.
Oxfam ha estado aportando a este proyecto con una investigación, First line of defence. Assessing the potential of local food reserves in the Sahel, sobre cómo estas reservas locales pueden contribuir a mejorar la seguridad alimentaria, qué riesgos enfrentan y cómo pueden beneficiarse de apoyos estatales para prosperar. Por ahora sólo está en inglés y francés.