Duelo a garrotazos, de Goya

Duelo a garrotazos, de Goya

Antes de la crisis económica, una de las ideas que tenía sobre la diferencia entre países ricos y pobres es que los países ricos eran aquellos que podían mantener a sus propios políticos y empresarios corruptos (o temerarios, con el mismo resultado) sin que su economía se resintiera demasiado. Después de la crisis, veo que la corrupción en España ha tenido un papel considerable en el aumento del gasto público y ha contribuido a que los números se hayan hecho insostenibles, con lo cual la teoría quedado invalidada. Los países que han sorteado la crisis, como Alemania, o los que disimulan que la tienen haciendo ver que no va con ellos, como la Gran Bretaña, se han apresurado a sacar aquello de los PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España, pero también «cerdos» en inglés) como queriendo decir que no tenemos remedio. ¿Lo tenemos?

Lo primero es ver si tenemos parte de culpa. Para mi, la tenemos, porque los gobernantes que tenemos los hemos elegido. Luego viene saber si  ser como somos es una explicación de por qué los países mediterráneos hemos acabado en este agujero (más la católica Irlanda, lo que sólo agrava la sospecha del componente religioso y hace que Max Weber se revuelva de regocijo en su tumba).

Una parte tiene que ver con cómo se organiza el Estado. La otra, de la que voy a hablar, es  cómo somos como sociedad, que no es más que el efecto que tiene la suma de cada manera de ser individual, y cuyo resultado es el comportamiento de todo de un país. Si fuéramos todos como son los daneses, España sería como Dinamarca. Una analogía podría ser preguntarse por qué ganan la liga siempre los mismos: ¿tiene que ver con los entrenadores, o con la calidad de los jugadores? Ambos, evidentemente, pero Guardiola con los jugadores del Alcoyano no estaría donde está. Entonces, la composición de individuos importa en una sociedad.

Entonces, ¿somos los católicos meditarráneos peores para la economía? En 1955, los antropólogos gringos Edward C. Banfield y Laura Fasano se fueron pasar un año a un pueblo del sur de Italia y escribieron un librito titulado «Las bases morales de las sociedades atrasadas» (en inglés). Si alguien tiene interés en echarle un vistazo, es muy interesante, especialmente a partir de la página 85. Resumen en 17 puntos su explicación de por qué Montegrano (nombre ficticio) era rematadamente pobre.  Todo se fundamenta en una hipótesis: el comportamiento de las personas se basa en maximizar la ventaja material a corto plazo de la familia nuclear, y asumir que los demás harán lo mismo.  Aquí hay una muestra:

  1. Sólo se apoyará a un grupo o asociación si es para beneficio propio.
  2. El bien público es cosa de funcionarios. Si un ciudadano no funcionario demuestra interés público, algo raro pasa.
  3. Nadie supervisará el trabajo de los funcionarios, sólo otros funcionarios.
  4. La gente ignorará la ley cuando no tenga razones para esperar un castigo.
  5. Los funcionarios aceptarán sobornos. Pero si no los aceptan, la sociedad pensará igualmente que los acepta.
  6. Los más débiles preferirán un regimen político de mando dura.
  7. Cualquiera que diga que se inspira en el bien público será considerado un farsante.
  8. No habrá ninguna relación entre la ideología abstracta  y el comportamiento concreto.
  9. El interés a corto plazo  guiará el voto por encima del interés público o de clase.

Y así hasta los 17 puntos. En 60 años muchas cosas han cambiado, y no todas las regiones ni países PIGS ni los que han sufrido su colonización son iguales. Pero, visto lo que está pasando en Valencia y Mallorca, ¿a que nos queda un ramalazo?