Ayer vi Manderlay, de Lars von Trier. Es una película sobre el racismo en los EEUU en los años 30. Muchos de los temas que trata se pueden aplicar a la cooperación: los efectos no deseados de las buenas intenciones, entender cómo la gente responderá a una ayuda no solicitada, cómo pueden cambiarse las instituciones y quién tiene el derecho a intentarlo o a proponerlo.

Hay una polémica considerable en internet sobre si la película es buena o es mala. A mi me gustó, y algo que me ha confirmado esta idea ha llegado esta mañana del blog de Chris Blatman, quien pasa este enlace de la revista Harvard. Habla de un simposio que ha tenido lugar este mes en los EEUU sobre los grandes problemas en ciencias sociales. Cuatro de estos problemones son parte esencial de la película, y han sido tratados por estas autoras, menos Zeckhauser, que es autor (los videos se encuentran aquí):

  • ¿Podemos crear instituciones nuevas o arreglar las existentes? (Swidler: how societies create institutions, and how they restore missing or damaged ones). Algunos críticos han visto en Manderlay una alegoría de la guerra de Irak.
  • Tenemos las soluciones técnicas (o políticas o legislativas, en el caso de Manderlay), pero, ¿responderá la gente a ellas tal como lo esperamos? El comportamiento está por encima de la idoneidad de las soluciones. (Oster: how, in general, to jump from breakthroughs on small problems to progress on big problems; (…) in Sub-Saharan Africa, when an improved water source is available, but slightly farther away from a person’s home than an unimproved water source, people are unlikely to walk the extra distance to get clean water). En Manderlay, cuando los esclavos fueron propietarios de sus campos, dejaron de cultivarlos. Esto ha ocurrido en las reformas agrarias de medio mundo.
  • ¿Cómo cambian las ideas de la gente cuando cambia el conocimiento? (Carey: how does humankind update its collective understanding of a concept when new knowledge is added?). Es decir, ¿cómo se actualiza el conocimiento de la gente? La persistencia de ideas equivocadas muestra esta dificultad. Ya decía Keynes que lo difícil no es introducir ideas nuevas, sino cambiar las viejas.
  • Zeckhauser propone dos temas: La dificultad de la democracia en conseguir equilibrios sobre preferencias muy diversas de sus miembros y cómo conseguir que las decisiones sean las mejores para la gente (how to square the realization that people don’t always behave rationally with the need to avoid paternalism and let people make their own decisions even when they choose an outcome that isn’t good for them).

Por eso me ha gustado esta película: quien la escribió, Lars von Trier, sabía qué cuestiones no entendemos suficientemente. No es un panfleto, como algunos críticos han dicho, sino una reflexión sobre lo que no sabemos. Por eso el final deja un regusto amargo.