E.F. Schumacher era un economista nacido en Alemania, autor del famoso «Lo pequeño es hermoso». Fue el creador del concepto tecnología apropiada . Hablaremos más adelante de él acerca del problema fundamental del desarrollo rural: la productividad. Ahora viene a cuento por una historia que describe en «El buen trabajo», muy relacionada con un problema frecuente en la cooperación, bajar a los detalles.

Schumacher pasó la segunda guerra mundial en Inglaterra, vigilando un rebaño de novillos. Su trabajo era contarlos cada día, y verificar que había 32. Un granjero que lo observaba, le dijo: «Si los cuenta cada día, el ganado no prosperará». No le hizo caso, porque según escribe S., él era estadístico y el otro un cateto. Pero un día volvió a contarlas y sólo había 31. Una había muerto. Lo que quería decir el granjero es «no prosperarán si no se mira a las reses, si no se vigila el estado de todas y cada una. Si no se les mira el ojo, si no se les observa el estado del pelo». De haberlo hecho, quizá S. se hubiera dado cuenta de que había una enferma y haberla curado.

Les cuento esto porque ahora que ocupamos mucho tiempo en sistemas de monitoreo y evaluación, nos preocupamos mucho de hacer números. Pero en las organizaciones muy grandes, el contacto con lo que ocurre en el proyecto se pierde. No podemos prescindir  de saber  qué pasa en un proyecto (¿funcionaron las semillas introducidas? ¿el grupo que lleva la prensa de aceite es bien avenido? ¿la jefa del grupo de crédito es honrada y rinde cuentas?) por indicadores fríos. Los indicadores son necesarios, pero no sustituyen la necesidad de saber qué está pasando, antes de que acabe el proyecto -y esto implica volver a la cooperación artesanal, aquella en la que sabíamos el nombre de los beneficiarios. Si no, nos va a pasar con los proyectos lo mismo que al novillo de Schumacher.