Uno de los tópicos en los blogs de cooperación es que a quienes trabajamos en ella nos cabe la vida en una maleta, o en cajas, debido a nuestros hábitos nómadas tan fáciles de comprender. Pero sólo son eso, tópicos. Hay otra vida en cajas de la que hablamos menos, y es sobre el tiempo que pasamos en las ONG clasificando dónde cae nuestro trabajo.
Pasamos incontables horas en reuniones para decidir qué cae en gestión de riesgos, en agricultura sostenible, en la frontera gris entre acción humanitaria y desarrollo. Cambiamos un plan estratégico para mover esto aquí y esto allá y cambiar después la estructura de la organización para adaptarla a la nueva distribución, o para meter nuevas palabras como la resiliencia, que sirve para reordenar lo que ya existía, una vez más. Perdemos mucho tiempo. Pero el trabajo de la persona que está sobre el terreno y trabaja directamente con eso que llamamos la población beneficiaria a falta de una expresión mejor, ese trabajo cambia poco. Su trabajo está formado por los mismos ladrillos básicos de siempre (extensión agraria, gestión de riesgos, crédito, organización), y seguramente no es consciente de que el organigrama sobre su cabeza cambia continuamente, según en qué caja caen sus actividades, que en realidad son las mismas de siempre.
noviembre 21, 2013 at 5:42 pm
Bueno no entiendo mucho el trasfondo de este escrito, pero si es cierto lo que dice de las interminables reuniones para estar a cada rato ajustando el plan estrategico de una organizacion, proceso de trabajo, etc. no se que hace falta en las organizaciones de paises en vias de desarrollo, por una parte creo que es por la carencia de una mala gerencia.
noviembre 22, 2013 at 2:48 pm
Pues sí, completamente de acuerdo. Somos como la moda, que como no se puede reinventar le cambia el nombre al modelo que es el mismo que ya se llevó hace 30 años. Para los que empiezan, les suena a nuevo, pero el extensionista de toda la vida sabe que es lo mismo.
noviembre 24, 2013 at 5:48 am
Alfonso, cuánto tiempo sin noticias tuyas! Encantado de oír de ti de nuevo, y de ver tu blog.
noviembre 27, 2013 at 5:53 pm
ESTIMADO GABRIEL, RECUERDO MUCHO LOS DIAS DE TRABAJO ACA EN ECUADOR, SIN DUDA UNA MUY BUENA EXPERIENCIA, SIEMPRE REVISO TU LIBRO, «EL NAUFRAGIO», ALLI MANIFIESTAS TODAS LAS DECEPCIONES DE LA COOPERACIÓN, Y SI TIENES RAZON CON TU ARTICULO, TE COMENTO QUE ACA EN ECUADOR ESTA CAMBIANDO LA COSA PORQUE TENEMOS UNA MAYOR PRESENCIA DEL ESTADO, EN LOS LUGARES DONDE ERA INEXISTENTE.
noviembre 27, 2013 at 6:56 pm
Un gusto saber te ti, Henry. También guardo buenos recuerdos de Ecuador (y otros no tanto, ya sabes). Poco a poco cambian las cosas, y si tuviera tiempo reescribiría muchas cosas. Un abrazo desde mis islas.