Es una tribu que como los gitanos no tiene ubicación fija: están en todo el mundo y viajan continuamente. No les voy a contar el chiste de las ovejas, está demasiado manido. Pero hay otro que les viene al pelo, uno de Eugenio: aquel hombre afligido por lo que parece una grave enfermedad, y le pregunta ansioso al médico: ¿es grave, doctor? Y el médico contesta con cara de preocupación: mmmm, hágaselo mirar, Sr. Pérez, hágaselo mirar.
¿Cuántos consultores se han encontrado ustedes que sean expertos en saltarse los términos de referencia? Que contestan a lo que se les pregunta diciendo: mmm, en este aspecto recomendamos que se profundice más. Aunque les hayamos pagado precisamente para que lo hagan. O digan: según muchos autores, de acuerdo con varias fuentes, se considera que… También los hay buenos, no todos son así, pero en una cosa se parecen buenos y malos: los dos suelen terminar cobrando igual.
noviembre 8, 2010 at 6:00 pm
Tiene Ud. tres maneras de hundir su proyecto: el alcohol, las mujeres o los consultores.
El alcohol es la manera más destructiva de hacerlo, las mujeres la más divertida, pero sin duda alguna, poner el futuro de su proyecto en manos del consejo de un consultor es la forma más segura de arruinarlo.